A medida que nos adentramos, algunos dirían que tropezamos, en la era del trabajo a distancia, ha quedado muy claro que el panorama digital ha experimentado un cambio radical. El año pasado, una encuesta de WFH Research reveló que 28% de todos los días de trabajo eran a distancia, y el 30% de todos los encuestados dijeron que querían ser totalmente remotos. Por desgracia, los aspectos positivos no son los únicos que llaman la atención.
En esta mezcla de responsabilidad personal y ciberseguridad, el concepto de identidad digital, que antes era una simple cuestión de iniciar sesión, se ha convertido en una fortaleza crítica de la ciberseguridad. Desde mi posición ventajosa, con una carrera que abarca décadas en seguridad y defensa, he observado esta transformación tanto con intriga como con una pizca de preocupación.
Pero demos un paso atrás y veamos qué significa una realidad sin oficinas para la protección de las identidades digitales, tanto en el contexto de los empleados como de los empleadores.
La evolución de la identidad digital en el trabajo a distancia
Revisemos un poco la historia.
La evolución de la gestión de la identidad digital ha sido nada menos que una revolución. En el pasado, una identidad digital era como la llave de una cerradura: sencilla, estática y algo segura. Sin embargo, a medida que la mano de obra ha migrado de la oficina a la sala o, para los más aventureros, a la cafetería local, la complejidad y la necesidad de una sólida gestión de la identidad digital se han disparado.
Esta diáspora digital ha introducido toda una serie de retos. El perímetro de las redes corporativas se ha disuelto más rápido que el azúcar en el té caliente, haciendo que los mecanismos de defensa tradicionales sean tan anticuados como la noción de una jornada laboral de 9 a 5 atada a un escritorio.
En respuesta, la identidad digital ha pasado de ser una mera herramienta de acceso a un activo de seguridad sofisticado y dinámico. Ahora es la piedra angular de las estrategias de ciberseguridad, intrincadamente diseñadas para verificar que quienes acceden a la información son realmente quienes dicen ser, independientemente del lugar desde el que se conecten.
Ya se trate de software para fusionar archivos PDF, sistemas de gestión de datos o incluso hablar con colegas en Slack, su identidad digital está en peligro las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Pero, afortunadamente, no todo es pesimismo.
De los cambios a las normas: Cómo las innovaciones nacidas de una pandemia cambiaron las identidades digitales
Con cierta rapidez, los cambios impulsados por la pandemia se extendieron por toda la población activa mundial. Y en cuestión de sólo un par de años, las siguientes se convirtieron en herramientas indispensables en el arsenal necesario para proteger las identidades digitales tanto de los empleadores como de los empleados
- Adopción de modelos de seguridad de Confianza Cero: El modelo tradicional de "confiar pero verificar" ha dado paso a la postura de "nunca confiar, siempre verificar" de Confianza Cero. Este modelo de seguridad asume que las amenazas pueden originarse en cualquier lugar, por lo que es esencial verificar cada identidad digital antes de conceder el acceso a los recursos, independientemente de si la solicitud de acceso proviene de dentro o fuera del perímetro de la red.
- Autenticación multifactor (MFA) mejorada: Ha habido un impulso significativo hacia la implementación o mejora de la MFA para garantizar que las identidades digitales se autentiquen de forma segura. La MFA añade capas adicionales de seguridad al requerir dos o más factores de verificación, que pueden incluir algo que el usuario sabe (contraseña), algo que el usuario tiene (token de seguridad) o algo que el usuario es (verificación biométrica).
- Mayor énfasis en el análisis del comportamiento del usuario (UBA): El trabajo a distancia ha llevado a la adopción de herramientas UBA que supervisan las actividades de los usuarios y detectan anomalías que podrían indicar una amenaza potencial para la seguridad. Al analizar los patrones de comportamiento de los usuarios, las organizaciones pueden identificar y responder a actividades sospechosas que, de otro modo, podrían pasar desapercibidas en un entorno de trabajo remoto
- Mayor uso de soluciones de gestión de identidades y accesos (IAM): Las soluciones IAM son cada vez más importantes para gestionar y proteger las identidades digitales en todos los sistemas y aplicaciones de una organización. Estas soluciones ayudan a automatizar el aprovisionamiento y desaprovisionamiento de acceso, a aplicar las políticas de acceso y a proporcionar una visión centralizada de las actividades de los usuarios.
- El auge de Secure Access Service Edge (SASE): El concepto de SASE ha ganado adeptos, ya que combina funciones de seguridad de red con capacidades WAN para satisfacer las necesidades de acceso dinámico y seguro de los trabajadores remotos. Los marcos SASE ayudan a proteger el acceso por identidad y contexto, ofreciendo un enfoque más flexible y adaptable a la ciberseguridad
Nuevos retos
El paso al trabajo a distancia ha destapado una caja de Pandora de problemas de ciberseguridad. Los ataques de phishing se han vuelto más sofisticados y atacan a los incautos con una precisión alarmante.
La red doméstica, antaño un refugio para la navegación ocasional y el streaming, se ha convertido en la primera línea de defensa de la ciberseguridad, a menudo lamentablemente mal preparada para el asalto. Los empleados tienen que hacer frente a todo, desde las cookies maliciosas hasta la adaptación y búsqueda de nuevas soluciones de software.
Para los desarrolladores autónomos, por ejemplo, las cosas se están poniendo exponencialmente difíciles, ya que tienen que estar al tanto de las alternativas de Google Cloud para un alojamiento más barato, las últimas herramientas para automatizaciones e incluso soluciones de IA.
El tejido de la gestión de la identidad digital ha tenido que evolucionar rápidamente para contrarrestar estas amenazas. Las contraseñas tradicionales, tan seguras como una agenda con candado, han dado paso a medidas más robustas. Los empleados, tanto a tiempo completo como contratistas, manejan programas informáticos de alto valor, con gran cantidad de datos sensibles incluidos.
La autenticación multifactor, por ejemplo, se ha convertido en la norma de facto para asegurar el acceso, añadiendo capas de verificación que son tan esenciales para la seguridad digital como una cerradura resistente lo es para una caja fuerte. Lo mejor de todo es que las soluciones MFA y las capas de seguridad adicionales pueden automatizarse fácilmente, lo que facilita a los novatos enfrentarse a los retos antes mencionados.
Las soluciones de identidad digital como brújula
En este laberinto de amenazas digitales, las soluciones de identidad digital emergentes se han convertido en la estrella polar que guía el camino hacia un entorno de trabajo a distancia seguro. Tecnologías como la verificación biométrica, que habrían parecido ciencia ficción en mis inicios, son ahora una realidad.
Estas soluciones proporcionan un nivel de seguridad que no consiste sólo en conocer una contraseña, sino en demostrar la identidad de uno a través de atributos físicos únicos: huella dactilar, reconocimiento facial o incluso el ritmo de la escritura.
Los sistemas de inicio de sesión único (SSO) también han surgido como un baluarte contra la complejidad de gestionar múltiples identidades digitales en varias plataformas. Al permitir a los usuarios acceder a varias aplicaciones con un solo conjunto de credenciales, los sistemas SSO simplifican la experiencia del usuario a la vez que refuerzan la seguridad: todos ganan en la era digital.
Y no nos olvidemos del alojamiento compatible con PCI para las empresas de tecnología financiera, las salvaguardas industriales para la gestión remota de instalaciones y el cifrado que protege cualquier dato que pueda conectarse posteriormente a empleados concretos.
Buenas prácticas para proteger datos confidenciales
Un gran poder conlleva una gran responsabilidad. El poder que conlleva el trabajo a distancia conlleva el imperativo de salvaguardar los datos confidenciales con vigilancia. Esto comienza con una cultura de concientización sobre la seguridad que iincluye todos los niveles de una organización. Hay que formar a los empleados para que sepan reconocer las amenazas, desde la estafa de phishing por correo electrónico de apariencia benigna hasta los peligros más insidiosos de las redes Wi-Fi públicas.
El cifrado también se ha convertido en un aspecto no negociable de la comunicación digital. Tanto si se trata de una llamada Zoom como de un correo electrónico, el cifrado garantiza la confidencialidad de la información sensible, convirtiendo lo que podría ser una ventana abierta de par en par en un sólido muro.
También está la IA, que impulsa tanto a los ciberdelincuentes como a los que se quedan en el lado defensivo. Sin embargo, se espera que la inversión mundial en IA alcance los 200.000 millones de dólares en 2025, lo que significa que las empresas son muy conscientes de lo importante que es ser proactivo en lugar de reactivo a la hora de reforzar la seguridad de los datos.
Las consideraciones legales y de cumplimiento también han tomado protagonismo. Leyes y reglamentos como el GDPR en Europa y la CCPA en California han establecido normas estrictas para la privacidad y la protección de datos, con severas sanciones en caso de infracción. Navegar por estos panoramas legales requiere no solo perspicacia técnica, sino una comprensión profunda del contexto legal en el que opera la gestión de la identidad digital.
Mantenerse a la vanguardia en el panorama de la ciberseguridad
Mirando al horizonte, está claro que el futuro de la identidad digital y la ciberseguridad es tan incierto como apasionante. La carrera armamentística entre los profesionales de la ciberseguridad y los ciberdelincuentes continuará, y cada parte evolucionará en respuesta a la otra. El auge de tecnologías como blockchain ofrece el aumento de las posibilidades futuras de identidades digitales seguras y descentralizadas, y promete una nueva era de seguridad y privacidad.
Sin embargo, la base para mantenerse a la vanguardia de la ciberseguridad sigue siendo la educación y la concientización. El aprendizaje continuo, sobre las últimas amenazas y los mecanismos de defensa más novedosos, es la única manera de navegar por las arenas movedizas del panorama digital.
Con la tecnología cuántica ya en el horizonte, hay que reforzar las defensas, reevaluar los protocolos y mejorar las soluciones.
¿Estás preparado para gestionar tus identidades digitales de forma segura?
Note: This blog article was written by a guest contributor for the purpose of offering a wider variety of content for our readers. The opinions expressed in this guest author article are solely those of the contributor and do not necessarily reflect those of GlobalSign.